Con el objetivo de “tener niños y familias felices”, el colegio Trigales del Maipo sale al mundo a compartir su forma de trabajar.
Para lograr ese sueño de la felicidad de la comunidad educativa, el equipo del colegio trabaja con un sello: “La amabilidad”.
Andrea Gumucio, directora de Trigales del Maipo, explica que “es una amabilidad palpable, que lo notas desde que cruzas la puerta. A todos los que van al colegio les llama la atención esta característica. La amabilidad impregna el trabajo en general, el trabajo que se realiza en la sala de clases, el foco en las decisiones que se toman, en cómo se lleva a la práctica la vida del colegio”.
Uno de los ejemplos de esta amabilidad es el Facebook que el colegio tuvo que crear para adaptarse a la educación a distancia. “Es amable, alegre, cordial y positivo”, explica la directora. Todo se hace con un lenguaje en positivo. La disciplina, la exigencia, el trabajo de las profesoras. “La mirada está puesta en lo positivo, en lo que se puede lograr y en lo que se puede hacer”, enfatiza Andrea Gumucio.
Esta forma de hacer las cosas va en la línea de la misión de la Fundación Nocedal que pone el énfasis en entregar una educación de excelencia, pero con una “adecuada formación humana y cristiana”.
Para Andrea Gumucio lo más importante es que los niños crezcan fortalecidos desde el punto de vista espiritual y desde el punto de vista humano: “para nosotros el desarrollo socioemocional es fundamental, el acompañamiento de la tutoría del profesor jefe, el trabajo con las familias, el rol del profesor jefe con las familias, el rol del colegio con la familia, todos los seminarios, actividades, talleres, todo está pensado en cómo formar personas muy íntegras, donde el aspecto académico es un aspecto importante, pero que complementa este aspecto de desarrollo integral”, concluye la directora.