Existe consenso en que la pandemia tuvo efectos negativos para la educación. Sin embargo, varios profesionales de los colegios de Fundación Nocedal coinciden en que hay un aspecto positivo: la llegada de las tecnologías a la sala de clases.
Menos uso de papel, ahorro de tiempo, mejoras en la capacidad de innovar, y varios otros beneficios, son los que mencionan los profesores y directivos de los colegios de Fundación Nocedal sobre los efectos de la pandemia en el mundo de la educación.
Siboney Cisternas, jefa de la especialidad de administración del colegio Almendral, sostiene que “gracias a la pandemia empezamos a usar herramientas que han resultado de gran utilidad, como el Classroom, por ejemplo, que se convirtió en una herramienta de gestión que nos permite poder transmitirle información a las estudiantes, subir guías, que la estudiante pueda resolver problemáticas, subir trabajos en que queda registrada la hora y la fecha de entrega, disminuimos fuertemente la carga en el uso de papeles, se les desarrolla la habilidad de poder incorporar el uso de herramientas para su vida futura, sobre todo en lo laboral”.
Lo mismo piensa el profesor Sergio Queutrupur, del colegio PuenteMaipo, quien destaca el ahorro de tiempo que han significado algunas herramientas: “El tiempo para nosotros es fundamental, siendo parte importante de nuestras planificaciones y, al usar dichas tecnologías, hemos descubierto su potencial, así como el que nos permite Plickers, que es una app que permite revisar y retroalimentar de manera inmediata con un ticket de salida usando solamente el escáner de la app, o responder una evaluación obteniendo el puntaje de manera automática, posterior revisión del estudiante de manera independiente de su propio trabajo y reflexionando para llegar a procesos de metacognición”.
Alejandra Nuñez, subdirectora académica del colegio Almendral, explica que la incorporación de las tecnologías a la sala de clases “facilitó la entrega de información y trabajo colaborativo, al crear redes de contactos, drive con documentos compartidos, etc.”
Por su parte, Oscar Garrido, subdirector académico del colegio PuenteMaipo, destaca “el aporte que ha habido en los profesores, en la adaptación, en la flexibilidad, el poder no tener miedo a innovar, a estar abiertos al cambio y a la mejora continua”.
En ese sentido, Siboney Cisternas invita a no demonizar el uso de aparatos como los celulares dentro de la sala de clases: “Con esta nueva situación de la incorporación de tecnologías, la alumna puede hacer uso de su equipo celular para poder interactuar en la sala de clases con finalidades académicas y con actividades de sala de clases que están autorizadas por la profesora”.
Por lo tanto, explica la docente, el hecho de llevar una tablet o un celular a la sala de clases no es un distractor, son ayudas para poder mejorar la comprensión de las alumnas, para poder interactuar mejor con ellas, poder ver videos, cosas que son absolutamente necesarias para poder mejorar la comprensión.
“Las alumnas agradecen el uso de estas herramientas porque hacen que la clase sea más entretenida, más cercana a su realidad, y, por supuesto, le ven otra utilidad a los equipos celulares, a las tablets, no solamente para interactuar con sus amigos, sino que aprendieron a que todos los equipos tecnológicos, incluidos los celulares, las tablets y los ipads, son herramientas de trabajo”, concluye Siboney Cisternas.